Foto por Carlos Duque
Carlos Caicedo Zambrano, el hombre que caminaba en silencio buscando el momento para fotografiar, el que no se hacia notar, el que se deslizaba lentamente esperando el instante preciso, ese que nos enseño Bresson, ese que sólo tiene el fotógrafo que analiza la luz, el encuadre y que olvida por un momento todo lo que tiene en la cabeza para centrarse en la escena que va a inmortalizar, ese era Carlos Caicedo, el fotógrafo que nos abandona a sus 85 años de edad.
Su cuerpo nos abandona, pero las imágenes que realizó durante más de 40 años en los que ejerció la labor de reportero gráfico quedarán como un archivo histórico de la Colombia de Gaitán, de las guerrillas liberales de Guadalupe Salcedo, de los momentos de oro del ciclismo colombiano y de cientos de hechos sociales y políticos que fueron capturados por el cundinamarqués en la segunda mitad del siglo XX.
Caicedo, el que dejó claro a través de una frase celebre lo que se necesita para ser fotógrafo : “Lo que primero necesita el fotógrafo es ver la foto sin cámara, como lo hacen los directores de cine. La cámara solo es el complemento de la escogencia que hace el fotógrafo. Por eso lo mejor es observar sin cámara y, cuando se encuentra el cuadro preciso, apuntar y disparar”
El hombre que inmortalizó con la fotografía «Pan de veneno» la tragedia sucedida en 1967 en Chiquinquira, donde murieron 230 personas envenenadas por comer pan. El que ganó más de diez premios de fotografía, quien trabajo con diferentes medios en Colombia, entre ellos; El Tiempo, El Espectador, La Revista Semana, El Siglo, Cromos y el que acompañó al reconocido reportero gráfico Sady González .
Hoy Carlos Caicedo se marcha, pero deja una huella imborrable con su trabajo de reportero gráfico que hoy queremos compartir en memoria de este grande de la fotografía.